sábado, 28 de junio de 2014

Por qué se pelearon los dos Ivanes (Nikolai Gogol)

El título me llamó la atención y siendo escrita por Gogol era una garantía de disfrutar de la lectura...

Lectura # 35



"Por qué se pelearon los dos Ivanes" es una novela corta publicada en 1835.

La obra consta de siete capítulos. La forma como es redactado cada título del capítulo, al menos los primeros, hizo que los asocie con la obra "El cantar de los nibelungos". Pero, nada más lejano con alguna similitud con respecto a su contenido.

Pero sigamos, la obra narra, con el sello característico del estilo gogoliano, el antes, durante y después de una riña absurda que se dio entre dos entrañables amigos (Iván Ivanovich e Iván Nikiforovich, amables caballeros residentes de Mirgorod, un pueblo ruso) y que fue a mi entender, la peor desgracia en mucho tiempo ocurrida en Mirgorod. Y todo por una nadería al punto de declararse mutuamente enemigos a ultranza.

Iván Ivanovich es, según el narrador, ¡Un gran tipo! Su alimento favorito son los melones, él mismo los corta, guarda las pepitas en un papel especial y empieza a comérselos. Luego escribe en un papel "Este melón fue comido tal y tal fecha".

Iván Nikiforovich, según el narrador, también es un buen hombre. Es vecino de Iván Ivanovich, su patio está al lado del de éste último. El narrador menciona que nunca había visto dos amigos que se quieran más que los dos Ivanes.

Son muy amigos pero diferentes en aspecto físico y caracteres, Iván Ivanovich tiene el don de expresarse de una manera muy agradable, es alto y delgado. El otro Iván es más bien callado la mayoría del tiempo, pero si suelta una frase, ¡cuidado!, tiene un efecto poderoso. Es más bajo y más gordo.

En el capítulo II, se produce la famosa riña, todo lo que aconteció después uno se va enterando capítulo a capítulo, hasta llegar al último, titulado VII. Y último.

La riña trae como consecuencia una denuncia y luego una contradenuncia, y luego un insólito robo, un enredo que el aparato judicial de Morgorod no podrá resolver instando por muchos medios, cómicamente ejecutados, a la reconciliación de ambos caballeros.

Una escopeta de hierro, una cerda parda, dos sacos de avena y varios personajes típicos del mundo Gogoliano: un juez, un comisario, oficinistas, por mencionar algunos, todos ellos, y aún más, conviviendo en esta historia, son el ingrediente perfecto para desternillarnos de risa.

Nuevamente, Nikolai Gogol, retrata con sorna y desenfado, lleno de situaciones hilarantes, los aspectos negativos de la moral y comportamiento de la sociedad de su tiempo, que no es muy diferente a la nuestra y mas bien muy similar en muchísimos aspectos.

Hasta aquí con mis lecturas Gogolianas... hasta una siguiente temporada.


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